El trágico atentado terrorista de la sinagoga de Mánchester, a principios de octubre, ha elevado las sospechas de acusaciones y antisemitismo contra cualquier decisión que afecte a la comunidad judía en el Reino Unido. La decisión del Grupo de Asesoría en Seguridad (un ente local que evalúa los riesgos de posibles eventos) de recomendar que se impida a los aficionados israelíes del Maccabi Tel Aviv viajar a Birmingham el 6 de noviembre, para disputar un partido de la Europa League contra el club Aston Villa, ha provocado un agrio debate político.La Policía de West Midlands ha respaldado de modo firme esa recomendación, al manejar información confidencial que sugería una posible repetición en la ciudad de los disturbios y enfrentamientos que se produjeron hace un año en Ámsterdam, durante el encuentro entre el Maccabi Tel Aviv y el Ajax. Más de sesenta personas acabaron arrestadas entonces, cuando grupos propalestinos se enfrentaron a los aficionados israelíes, en una “combinación tóxica de antisemitismo, hooliganismo y rabia”, según describieron entonces las autoridades locales holandesas. “Esta decisión es incorrecta. No toleraremos el antisemitismo en nuestras calles. La función de la policía es la de asegurar que todos los aficionados puedan disfrutar del partido, sin miedo a la violencia o a la intimidación”, defendía a última hora de la noche del jueves en Twitter el primer ministro británico a través de la red social X.Simon Foster, el comisionado que supervisa a la Policía de West Midlands, ha reclamado este mismo viernes una revisión de la decisión, “para comprobar si resulta apropiada, necesaria, justificada, razonable y proporcionada”. El Gobierno ha comenzado a moverse para intentar echar atrás la medida.Starmer se aupó al frente del Partido Laborista con la bandera de la lucha contra el antisemitismo que, según la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, se había instalado en el seno de la formación durante la era de su antecesor, Jeremy Corbyn. Casado con una mujer judía, Victoria Starmer, el jefe de Gobierno del Reino Unido ha mostrado a menudo un respaldo a Israel que ha incomodado por su aparente imparcialidad a muchos miembros y simpatizantes laboristas.Pero la tensión provocada por el ataque de Mánchester ha elevado la tensión. Starmer volvió a comprometerse públicamente a combatir el antisemitismo, ordenó un incremento de la presencia policial en sinagogas, centros cívicos y barrios con presencia de la comunidad judía y reclamó incluso a los manifestantes a favor de Palestina que se abstuvieran de salir a la calle en los días posteriores al atentado.Cualquier señal de debilidad es aprovechada ahora por la oposición del Partido Conservador para arremeter contra Starmer. “Esto es una vergüenza nacional”, ha proclamado la líder de la formación, Kemi Badenoch. “Respaldará [el primer ministro] sus promesas con medidas concretas, para garantizar que los aficionados judíos puedan entrar en cualquier estadio de fútbol de este país? Si no es así, la decisión envía un mensaje horrible y vergonzoso, el de que hay lugares del Reino Unido donde los judíos, simplemente, no pueden ir”, ha acusado Badenoch.La UEFA se ha limitado a señalar a la agencia Reuters que “compete a las autoridades locales, en todos los casos, la responsabilidad de decisiones relacionadas con la seguridad de los partidos que se celebran en su territorio”.El Grupo de Asesoría en Seguridad que ha elevado la recomendación está presidido por un representante del Ayuntamiento de Birmingham, y agrupa tanto a autoridades locales como a los servicios de emergencia, la policía y los organizadores de eventos.“Después de un análisis exhaustivo, fueron puestas sobre la mesa las preocupaciones por parte de la policía sobre la seguridad pública si los aficionados visitantes acudían al partido. Como resultado de eso, se tomó la decisión colegiada de restringir la presencia de aficionados”, ha defendido un portavoz municipal de Birmingham.La decisión final ha sido tomada y anunciada por el Aston Villa, encargado de comunicar al público el cambio de planes. Y contra el club ha cargado de inmediato el Consejo de Líderes Judíos, la agrupación que reúne a las comunidades y organizaciones judías del Reino Unido: “Se trata de una decisión perversa”, ha dicho en X. “Aston Villa debería hacer frente a sus consecuencias. El partido debería celebrarse a puerta cerrada”, ha reclamado.Por primera vez en mucho tiempo, sin embargo, el asunto ha unido las voces de los diferentes grupos políticos, aunque la oposición haya aprovechado las circunstancias para culpar al Gobierno. El Partido Liberal-Demócrata, normalmente una voz templada en cualquier debate público, ha condenado la medida. “No se combate al antisemitismo vetando a sus víctimas. Debe revertirse esta decisión”, ha reclamado el líder de la formación, Ed Davey.La tragedia de Gaza ha hecho proliferar las protestas contra Israel en eventos deportivos y culturales, y ha llevado a algunos dirigentes políticos como el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a proponer que el país sea vetado en las competiciones.La última etapa de la Vuelta Ciclista a España fue suspendida a mediados de septiembre por las fuertes manifestaciones ciudadanas. Los partidos de la selección israelí contra Noruega o Italia, en la fase clasificatoria del Mundial, también fueron el escenario de protestas violentas contra los aficionados israelíes.

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