En la conmemoración de los 80 años de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, hizo un llamado a proteger la democracia y la independencia judicial como pilares del Estado Social y Democrático de Derecho. Ante directivos y afiliados del gremio, encabezados por Jaime Alberto Cabal Sanclemente, el magistrado Ibáñez destacó que “no se trata de una simple actividad económica, sino de un motor de desarrollo, un generador de cohesión social y un actor indispensable para la democracia”.Magistrado Jorge Ibáñez, presidente de la Corte Constitucional. Foto:Corte ConstitucionalEn su intervención, el magistrado alertó sobre los riesgos que enfrenta la democracia en el mundo: “Hoy, más que nunca, como jueces tenemos a nuestro cargo recordar la importancia que tiene la labor de los tribunales constitucionales en el mundo, cuáles son sus mayores aportes para la protección y mantenimiento de la democracia, y cuáles son los atributos esenciales que debemos robustecer para garantizar la prevalencia del orden constitucional, el Estado de Derecho y la democracia y con ellos, la estabilidad jurídica que conduzca a la estabilidad social, a la estabilidad económica y a la estabilidad democrática”.Advirtió que las democracias no mueren repentinamente, sino de forma progresiva: “Debemos recordar, como lo señalan ya varios expertos en el mundo, que hoy las democracias no mueren de golpe, sino que se erosionan gradualmente cuando aceptan atajos políticos como regla o admiten situaciones de hecho que erosionan el orden jurídico, como el populismo autoritario que busca concentrar el poder; la polarización extrema que rompe el tejido social; (…) la corrupción política y la corrupción pública; la toma de las instituciones por parte de los autócratas que utilizan la democracia para llegar al poder y luego la destruyen por dentro para generar caos y luego imponer su dictadura”.El magistrado también subrayó la relevancia de la independencia judicial. “La independencia judicial, consagrada en la mayoría de los países civilizados, no es un privilegio personal de los magistrados, sino una condición indispensable para la vigencia del orden constitucional. En una democracia constitucional, donde el poder está delimitado por los derechos fundamentales de todos, se requiere de un poder judicial libre de ataduras, capaz de hacer prevalecer la Constitución. Sin esa independencia, la justicia sería rehén de mayorías circunstanciales o de las pasiones del momento, y los tribunales dejarían de ser baluartes de la libertad”, señaló.Palacio de Justicia, sede de las altas Cortes. Foto:EL TIEMPOFinalmente, resaltó la corresponsabilidad entre Estado, sector privado y ciudadanía para fortalecer la democracia: “Nuestra historia demuestra que donde existen instituciones sólidas, independientes y confiables, florece también un comercio vigoroso, generador de empleo, innovación y bienestar colectivo. No hay oposición entre un Estado robusto y un empresariado dinámico; por el contrario, se potencian mutuamente”. Y concluyó con un llamado a renovar el compromiso democrático: “Es precisamente en medio de la adversidad cuando más firme debe mantenerse nuestro compromiso con la legalidad, la democracia y la justicia. Ya ha sido demostrado que solo mediante la actuación constitucionalmente orientada, entre todos podemos hacer frente a la arbitrariedad, preservar nuestras libertades y proyectar un futuro digno para todos”.Juan Diego TorresDielas@eltiempo.com

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