
Bastan unos minutos de conversación para entender que marcharse de Gaza fue la decisión más dolorosa en la vida de los periodistas palestinos Motaz Azaiza y de Ola Al Zanoun. Bastan también unas pocas frases para darse cuenta de que ellos están físicamente hoy en Madrid, pero siguen de alguna manera atrapados en la Franja, y de que la culpa de haberse marchado, mezclada con un inmenso alivio, les desgarra. “Me fui por mis hijos. Pero hasta hoy me consume el remordimiento cuando hablo con mi madre, que sigue allá. Me siento tan mal que prefiero escribirle en lugar de llamarla”, explica con lágrimas en los ojos Al Zanoun, de 45 años, en una entrevista con este periódico en Madrid, donde el martes por la noche recibió junto a Azaiza el Premio internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) España, en representación de todos los periodistas de la Franja. “Hay gente que me desprecia por haberme marchado. ¿Qué hubieran hecho ellos? Tuve la oportunidad y me fui. Porque valgo más vivo que muerto. Si me hubiera quedado e Israel me hubiera matado, se habría hablado de mí un par de días como máximo y ya. Como ha ocurrido con mis colegas”, agrega, amargamente, Azaiza, fotoperiodista de 26 años.Azaiza y Al Zanoun también comparten la dolorosa certeza de que “nadie está haciendo gran cosa para proteger a los periodistas de Gaza”. “El mundo ni se imagina las dificultades a las que se enfrentan para poder seguir informando cada día”, dicen.“Si Israel hubiera dejado que la prensa internacional entrara en Gaza, no estaríamos hablando de estas cifras de muertosOla al Zanoun, periodista palestinaOla al Zanoun saca unas hojas de papel en las que ha escrito para esta entrevista los datos actualizados del horror que golpea a la prensa en Gaza, donde desde el 7 de octubre de 2023, cuando Israel comenzó a bombardear la Franja tras haber sufrido los cruentos ataques de Hamás en su territorio, ha habido más de 68.000 muertos palestinos: “He contado 252 periodistas muertos violentamente, más de 400 heridos, de los que solo unos 15 han podido ser evacuados, y 150 oficinas de medios de comunicación destruidas”, detalla esta mujer, madre de cinco hijos, que se encarga de documentar e investigar para RSF desde Egipto, donde vive desde hace más de un año.“Si Israel hubiera dejado que la prensa internacional entrara en Gaza, no estaríamos hablando de estas cifras de muertos”, asegura, tristemente. Para esta reportera, los periodistas de Gaza han hecho su trabajo de manera meticulosa e impecable. “Pero en una especie de acto de venganza, Israel ha matado a reporteros, especialmente a aquellos que tenían más seguidores en redes o hacían un trabajo centrado en las cuestiones humanitarias, contando el hambre, por ejemplo, como era el caso de Anas al Sharif, por citar un caso”, explica, refiriéndose al reportero de la cadena qatarí Al Jazeera, al que Israel mató en un ataque en agosto de 2025.Y ahora, “los periodistas en Gaza sufren porque nadie les llama para trabajar. No les pagan para que envíen noticias, después de todo. La gente olvida muy rápido”, lamenta Azaiza, que reside en Doha.“¿Cuánta gente habla de Gaza en los medios en estos días?“, pregunta. ”Se declara un alto el fuego y el mundo pasa a otra cosa, porque esto para la comunidad internacional era solo una crisis más. Por eso creo que nadie ayudará mejor a Gaza que los propios gazatíes”, agrega, celebrando que gracias al premio de RSF, al menos vuelve a hablarse de nuevo de la situación en la Franja.Israel y Hamás acordaron un alto el fuego hace un mes, pero desde entonces Israel ha matado a más de 200 palestinos, sigue ocupando militarmente más de la mitad de la Franja y la ayuda humanitaria que entra en el territorio sigue siendo insuficiente para colmar las enormes necesidades de sus dos millones de habitantes.Motaz Azaiza, periodista palestino de 26 años, pudo salir de Gaza y se dedica a movilizar apoyos y recursos para los habitantes de la Franja.Álvaro GarcíaRomper la narrativaAl Zanoun reconoce que le hubiera gustado recoger el premio de RSF “en otras circunstancias”, pero celebra que se reconozca el trabajo de los periodistas palestinos. “Lo recibo honrada y con la mente y el corazón puestos en quienes ya no están”, afirma.La reportera quiere recordar especialmente a las mujeres periodistas, que deben afrontar las mismas dificultades que los hombres, pero además sufren obstáculos adicionales a la hora de realizar su trabajo. “En nuestra cultura, es muy duro vivir y trabajar en tiendas de campaña, sin ninguna privacidad. También es complicado dejar a los hijos. Yo he llegado a llevarme a mi hija de 11 años porque tenía en la mente las imágenes de colegas que han perdido a sus hijos mientras trabajaban y no podía soportarlo”, explica. Ahora los periodistas en Gaza sufren porque nadie les llama para trabajar. Ya no les pagan para que envíen noticias, La gente olvida muy rápidoMotaz Azaiza, periodista palestinoRSF y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) afirman que hay periodistas de Gaza que han sido blancos militares directos de Israel, que los ha acusado de ser miembros de Hamás sin suministrar pruebas. Azaiza y Al Zanoun saben lo que es vivir con ese miedo. “Un vecino nuestro recibió una llamada de los servicios de inteligencia israelí diciendo que bombardearían nuestra casa pese a que sabían que no estábamos dentro. Le dijeron que era porque éramos periodistas”, recuerda Al Zanoun, casada con Adel Al Zanoun, periodista de la Agencia France-Presse (AFP). La periodista también recuerda que cuando tuvieron que desplazarse al sur de la Franja hubo personas que tampoco querían alquilarles casas por ser periodistas y tenían miedo de estar a su lado por si Israel les tomaba como objetivo.Pese a las dificultades y los sacrificios que han tenido que realizar, Azaiza celebra que desde octubre de 2023, los periodistas palestinos han “logrado romper la narrativa de Israel y sus esfuerzos por controlar toda la información que sale de Gaza”.Pero, sin pelos en la lengua, critica que ese sacrificio de los reporteros se ve enturbiado por ciertas acciones de Hamás, el movimiento islamista que ha gobernado de facto en Gaza desde 2007. Azaiza cita concretamente ejecuciones de presuntos traidores llevadas a cabo en las últimas semanas.“No se dan cuenta de que el mundo nos está mirando y de que no pueden actuar así. El mundo no apoya a Palestina gracias a Hamás, sino por la solidaridad que ha despertado su gente, en parte gracias al trabajo de nosotros, los periodistas. Y esas imágenes echan por tierra mucho de lo que logramos”, critica. Ola Al Zanoun, de 45 años, durante su entrevista con EL PAÍS en Madrid, horas antes de recibir el Premio internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF).Álvaro GarcíaNavegando entre Israel y Hamás“Estamos viendo una gran irresponsabilidad del Gobierno de Hamás. Ellos no tienen un plan, no hacen nada, han desaparecido. No se han dirigido a los habitantes de Gaza desde octubre del 2023. Sus discursos eran para el extranjero”, continúa.Azaiza, muy popular en redes, donde supera los 15 millones de seguidores, se esfuerza en explicar lo complicado que es navegar entre varias aguas en Gaza y lamenta lo fácil que es juzgar alegremente ciertas declaraciones o silencios de personas como él. “Yo tengo que tener cuidado con lo que digo y hago. Israel puede prohibirme volver a Gaza para siempre o hacer daño a mi familia o matarme. Eso es la ocupación. Ellos tienen el poder”, explica.Las críticas que recibe, que en casos vienen de palestinos de la diáspora, le duelen y lo reconoce. “Se me ha acusado desde Israel de ser miembro de Hamás, un terrorista, pero los adeptos de Hamás me acusan de ser un traidor. ¿Quién soy finalmente?“, se pregunta. Desde que salió de Gaza, Azaiza se dedica a movilizar apoyos y recursos en todo el mundo para atender las necesidades de los palestinos de la Franja. Primero a través de UNRWA, la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, y desde hace algunas semanas a través de su propia fundación, con la que ya ha recaudado medio millón de euros. “Dios me abrió las puertas a mí. Ahora yo estoy intentando abrir puertas para otros”, dice. El dinero recaudado sirve para comprar mantas, comida o medicamentos para quienes están en Gaza y también para apoyar a palestinos que lograron salir de la Franja, pero que tienen muchas dificultades para subsistir. “No creo solo en posts de Instagram, creo en acciones. Por ejemplo, logré ayudar a 33 estudiantes de Medicina de Gaza que están en Sudáfrica y costear sus estudios. Son 33 futuros doctores”, insiste. “Ayudar es el antídoto para la culpa”, admite este joven. “Yo no quiero sacar ningún beneficio de este genocidio. No lo necesito. ¿Mi fama? La uso para Gaza, no para mí. Solo deseo que esto pase y desaparecer, volver a mi vida, a mis cámaras, a mis fotos”, concluye.
Periodistas palestinos premiados: “¿Cuánta gente habla de Gaza en los medios? Se declara un alto el fuego y el mundo pasa a otra cosa” | Planeta Futuro
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