
Y todavía sigue habiendo gente que pone en duda lo que es Mikel Oyarzabal en esta Real Sociedad. Continúan negándole al pan al que es santo y seña de este equipo. El que nunca hace nada ha vuelto a aparecer cuando la Real más le necesitaba, cuando las dudas generadas a su alrededor corrían serio peligro de engullir un proyecto que, todo hay que decirlo, no ha comenzado de la mejor manera posible. En estos momentos de indecisión y de mucho runrún, el capitán aparece como el mejor asidero al que agarrarse para surfear las olas de la desconfianza. Porque él nunca falla. No lo hace ni en la Selección ni, mucho menos, en un equipo que en un corto espacio de tiempo se ha quedado huérfano de referentes como lo eran Le Normand, Merino y Zubimendi. Aunque el verdadero líder siempre ha sido él.
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Álex Remiro, Sergio Gómez (Pablo Marín, min. 85), Jon Martín, Igor Zubeldia, Jon Aramburu, Gonçalo Guedes (Aihen Muñoz, min. 68), Yangel Herrera (Carlos Soler, min. 32), Ander Barrenetxea (Arsen Zakharyan, min. 68), Jon Gorrotxategi, Brais Méndez (Beñat Turrientes, min. 68) y Mikel Oyarzabal
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Odysseas Vlachodimos, Gabriel Suazo, Fábio Cardoso (Chidera Ejuke, min. 51), José Ángel Carmona, Marcão, Djibril Sow (Alfon González, min. 78), Rubén Vargas, Alexis Sánchez (Juanlu Sánchez, min. 51), Nemanja Gudelj, Lucien Agoumé (Peque Fernández, min. 52) y Isaac Romero (Akor Adams, min. 65)
Goles
1-0 min. 18: Oyarzabal. 1-1 min. 29: Gudelj. 2-1 min. 35: Oyarzabal
Arbitro Adrián Cordero Vega
Tarjetas amarillas
Lucien Agoume (min. 33), Djibril Sow (min. 49), José Ángel Carmona (min. 56), Oyarzabal (min. 92)
Oyarzabal, que hoy cumple diez años en Primera División y tenía muy presente la efeméride, creyó más que nadie en la acción que dio origen al primer gol. Todo el mundo, incluso Alexis Sánchez, pensaba que ese balón iba a acabar saliendo por la línea de fondo, pero no. El 10 corrió como si la vida le fuera en ello, salvó la pelota, se la puso a Guedes y el centro de éste acabó golpeando en el brazo de Cardoso. El juez, Cordero Vega, no lo dudó. Pitó uno de esos penaltis tan de moda en el fútbol actual que, en otro tiempo, hubiera pasado desapercibido. Mikel Oyarzabal cogió el balón. No dudó en su lanzamiento y engañó por completo a Odysseas. 1-0. Más informaciónDicen que la alegría dura poco en casa del pobre. La Real, de un tiempo a esta parte, sabe mucho de esto. Apenas diez minutos de ese subidón, primero, Gudelj, con la pequeña colaboración de Gorrotxategi, rebajó la ilusión, y pocos minutos más tarde, Yangel Herrera, el que se supone piedra angular de este proyecto, se retiró lesionado a los vestuarios. No está teniendo suerte el internacional venezolano en sus primeros meses como blanquiazul. Pero justo ahí, en otro momento de desconfianza, emergió de nuevo la figura de Mikel Oyarzabal. Carmona y Gudelj no se entendieron en un saque de banda al borde de su área, lo que aprovechó Brais Méndez para asistir al capitán y éste —que dejó pasar la pelota y le pegó de primeras tras girar sobre sí mismo— para regalarle otra alegría a una hinchada necesitada de buenas noticias. Lo cierto es que la Real no está para muchas florituras. Tampoco el Sevilla de Matías Almeida, que suma dos derrotas consecutivas. Cualquier tiempo pasado fue mejor pensarán los aficionados de uno y otro equipo. Esa etapa de las exquisiteces, del juego bonito, de la gloria incluso, para desilusión de los cerca de 31.000 espectadores que se acercaron al coliseo blanquiazul, ha pasado a mejor vida y ahora, en este momento de la temporada, cuando la prisa por sumar puntos prima por encima de todo, los jugadores de uno y otro equipo tratan de echar mano de otros atributos para tratar de tapar las muchas carencias que están mostrando, cometiendo, en ocasiones, fallos impropios de equipos de semejante nivel. Dentro de la mediocridad actual, la Real fue mejor y se llevó los tres puntos. Sergio Francisco puede respirar tranquilo. La afición, de momento, también.
