No todo son buenas noticias para Jimmy Kimmel y su programa. Después de casi una semana de suspensión tras un comentario sobre el asesino de Charlie Kirk, la cadena ABC —propiedad del conglomerado Disney— anunció el lunes que retomaría las grabaciones y la emisión del programa. Eso supone que Jimmy Kimmel Live! podrá volver a verse en buena parte del país… pero no en toda. Porque dos potentes redes de emisoras locales, Nexstar y Sinclair, han decidido mantener el boicot contra el programa.El lunes, cuando se conoció la decisión de ABC de ir más allá de los deseos de la Administración de Trump y volver a apostar por Kimmel, Sinclair y Nexstar no parecieron demasiado contentas. Nexstar mantuvo su silencio, pero fuentes cercanas a Sinclair empezaron a dejar caer que no eran favorables a su emisión. Este martes por la mañana, así se ha confirmado. Más información“La semana pasada tomamos la decisión de suspender Jimmy Kimmel Live! tras lo que ABC calificó como comentarios ‘inoportunos e insensibles’ de Kimmel en un momento crítico de nuestro discurso nacional”, ha explicado Nexstar en un comunicado. “Mantenemos esa decisión a la espera de que todas las partes se comprometan a fomentar un entorno de diálogo respetuoso y constructivo en los mercados en los que operamos”. Sus palabras son similares a las de Sinclair: “A partir del martes por la noche, Sinclair sustituirá Jimmy Kimmel Live! en sus cadenas afiliadas a ABC y lo reemplazará con programación de noticias”, explicaron a última hora del lunes. “Las conversaciones con ABC continúan mientras evaluamos el posible regreso del programa”.La decisión afecta a los espectadores, porque Sinclair es propietaria de 66 cadenas, de las que 38 emiten el programa a nivel local, mientras que Nexstar tiene 200, con 28 de ellas afiliadas a ABC. Según cálculos del diario Los Angeles Times, eso supone alrededor del 25% de los espectadores del programa, lo que implicaría una bajada de visualizaciones y, también, de ingresos publicitarios. Protestas ante el teatro donde se graba ‘Jimmy Kimmel Live!’, con motivo de la cancelación del programa, en Hollywood, Los Ángeles, California, el 22 de septiembre de 2025.David Swanson (REUTERS)La negativa de Nexstar tiene un trasfondo mayor, porque la red (que llega a un 70% de la población de EE UU) está en pleno proceso de compra de otra, Tegna, una competidora fundamental con la que quiere hacerse por nada menos que 6.200 millones de dólares. Pero para ello tiene que obtener el permiso de la FCC, el regulador de las comunicaciones; es decir, del gobierno de Donald Trump. Y Brendan Carr, presidente de ese organismo, fue uno de los más insistentes a la hora de cancelar el programa de Kimmel.De hecho, Carr fue uno de los instigadores de la suspensión del programa. Tras el comentario de Kimmel acerca de Charlie Kirk, el responsable de la FCC comentó en un pódcast que había que echar a Kimmel “por las buenas o por las malas”, puesto que estaba haciendo un “esfuerzo para mentir al pueblo estadounidense”, afirmando que su agencia iba a “disponer de soluciones a estudiar”. Nexstar fue la primera en reaccionar. Ellos decidieron cancelar inmediatamente y, después, les siguió ABC.Además de Nexstar y Sinclair, hay otros grupos locales que emiten la programación de la cadena, como Hearst y Gray, con numerosas emisoras locales. Ellos no han puesto problema, y de hecho han anunciado que efectivamente volverán a mostrar el programa de Kimmel el martes por la noche. De hecho, aunque este tipo de grupos de cadenas locales tienen derecho a no emitir el contenido, si creen que no es adecuado para su público, lo usan en pocas ocasiones. Por ejemplo, el diario The New York Times recuerda un caso sonado en el año 2006, cuando una cadena mormona de Utah se negó a emitir un especial de Madonna en el que temían que la cantante hiciera algún gesto religioso impropio, como colgarse de una cruz.No parece fácil que las posturas se concilien. Esta semana, la Asociación Nacional de Emisoras, que representa a distintos grupos televisivos, mandó un comunicado, un llamamiento a la calma. En él, titulado Protegiendo la primera enmienda: por qué este momento es importante para las emisoras, defendía la libertad de las cadenas, pero también aseguraba que seguía “viendo amenazas veladas que sugieren que las emisoras deberían ser sancionadas por emitir contenidos contrarios a un punto de vista concreto”, y aseguraba que eso era “incorrecto”.[Noticia en desarrollo. Habrá ampliación]

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