El plan integral presentado por Donald Trump para poner fin al conflicto de Gaza se ha tornado, por el momento, en la excusa perfecta para la UEFA y la FIFA para posponer la exclusión de Israel de todas las competiciones internacionales. Con este fin, las dos organizaciones más importantes del fútbol mundial entablaron conversaciones informales hace dos semanas azuzadas por la presión social generada por el amplificador mundial que supusieron las protestas propalestinas durante la Vuelta a España, el anuncio de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de suspender los acuerdos comerciales con el país hebreo y la ferocidad de los ataques del ejército israelí en la Franja.El asunto era incómodo tanto para la FIFA como para la UEFA por el peso geopolítico y económico de Israel. El organismo europeo, liderado por su presidente, el esloveno Alexander Ceferin, trató de reunir el apoyo de las federaciones europeas para convocar a su Comité Ejecutivo con el fin de ejecutar la sanción a Israel, pero se encontró con la oposición de algunas las grandes. Según fuentes próximas a la UEFA, Alemania, que no reconoce el Estado de Palestina, fue uno de los opositores más firmes a la exclusión de Israel. La federación española no se pronuncia sobre la postura que hubiera tomado. Entre las federaciones proclives a la expulsión, Turquía ha sido la que ha liderado el intento de amasar países dispuestos a llevarla a cabo. Tanto la UEFA como la FIFA necesitaban, además del caldo de cultivo de las sanciones de la comunidad internacional y que las federaciones y los clubes se negaran a jugar contra los equipos y la selección de Israel, como sucedió con el caso de Rusia en 2022. De lo contrario, corrían el riesgo de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de Lausana diera la razón a Israel y tuviera que readmitirla.Sin el paso previo a la convocatoria del Comité Ejecutivo de UEFA, la pelota pasó al tejado de la FIFA, que este jueves reunía a su Consejo, del que también forma parte Ceferin como vicepresidente. El plan integral de Trump ha provocado que la hipotética exclusión de Israel no se haya introducido en los puntos del día. Para el presidente de la FIFA, el ítalo-suizo Gianni Infantino, la decisión de expulsar al fútbol israelí tampoco era sencilla por su estrecha amistad con Trump y por la proximidad del Mundial 2026, que se celebrará en territorio estadounidense, México y Canadá. El Maccabi Tel Aviv, que ejerce este jueves de local en Back Topola (Serbia) ante el Dinamo de Zagreb, es el único club israelí que disputa un torneo europeo de fútbol. La selección de Israel se encuentra inmersa en la fase de clasificación para el Mundial 2026 y se enfrenta a Noruega el próximo 11 de octubre en Oslo. El partido corre el riesgo de ser un foco potente de protestas contra la ofensiva de Israel en Gaza y pidiendo a las dos grandes organizaciones del fútbol mundial la exclusión de Israel. Según pudo saber este periódico, las plataformas pro-Palestina tenían previsto manifestarse en el estadio y aún no descartan mantener las movilizaciones. El pasado 24 de mayo Noruega se adelantó a la mayoría de Europa, junto a España e Irlanda, en el reconocimiento del Es tado de Palestina. Suecia, en 2014, era uno de los pocos países occidentales que ya habían dado ese paso. En Noruega, además, convive una importante comunidad de palestinos.La desconfianza hacia el plan de Trump también ha provocado que Amnistía Internacional enviara el miércoles una carta a la FIFA y a la UEFA solicitando que suspendan a la Asociación Israelí de Fútbol de sus torneos hasta que esta excluya de sus ligas a los clubes israelíes con sede en asentamientos ilegales. Amnistía Internacional recordó que mientras la selección israelí “se prepara para los partidos de clasificación para el Mundial contra Noruega e Italia, Israel sigue perpetrando un genocidio contra los palestinos de la franja de Gaza”. “Más de 800 deportistas, jugadores y funcionarios deportivos figuran entre las más de 65.000 personas que las fuerzas israelíes han matado en una campaña deliberada de devastación generalizada, desplazamiento forzoso y hambruna de civiles”, declaró Agnès Callamard, secretaria general de la organización.

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