Una producción poco solvente en la que se adivinen las carencias presupuestarias casi a cada momento no tiene por qué cargarse de primeras una película, pero en las historias de época puede suponer el principio del fin. Si a ello le añadimos un arco temporal y un sistema social y político de enorme complejidad, aunque expuesto de un modo superficial en la narración y en el retrato de personajes, el castillo acaba derrumbándose sin remedio. Ambas cuestiones marcan la decepcionante La sospecha de Sofía, dirigida por el veterano Imanol Uribe, basada en una novela de Paloma Sánchez-Garnica, que ha adaptado para la gran pantalla Gemma Ventura. Más informaciónLos libros de Sánchez-Garnica comparten estar ambientados en periodos históricos convulsos y tener tono de novelas de género (intriga, espionaje…). Son relatos que, junto a los conflictos de los personajes (normalmente familiares), se suelen adentrar en contextos políticos de enorme enjundia. Todo ello está presente en La sospecha de Sofía, desarrollada entre mediados de los años sesenta y la caída del muro de Berlín, y protagonizada por dos hermanos gemelos separados al nacer que han vivido en torno a sendas dictaduras: la fascista de Franco y la comunista de la antigua República Democrática Alemana. Sin embargo, al menos por lo que vemos en pantalla, todo está expuesto de un modo tan pálido que se resquebraja casi desde el inicio: el conflicto familiar tiene un añejo aroma de folletín; nunca hay una verdadera profundidad en los ideales en conflicto, y los diálogos políticos parecen destinados a profundos desconocedores de cualquier tiempo pasado, subrayados a cada paso. En este sentido, el epílogo de los últimos minutos podría ejercer de paradigma: apenas cuatro frases con la caída del muro de fondo, presuntamente contundentes, que solo muestran un puñado de clichés explicativos.Aura Garrido y Álex González, en ‘La sospecha de Sofía’.Temas interesantes como el de la labor de las mujeres en la España de Franco o el de los hijos que deben purgar los pecados revolucionarios de sus padres surgen apenas como feminismo contemporáneo de saldo o como conjuras de baja expectativa. Y la parte de puro espionaje llega un momento en que, mientras todo lo demás se remarca, queda tan difuminada que se torna farragosa. Incluso la sospecha de Sofía a la que hace referencia el título, la de la mujer a la que parecen haberle cambiado al marido, a la manera de películas como El regreso de Martin Guerre, nunca acaba de desarrollarse moral y emocionalmente más allá de un par de chistecillos de cama.Más informaciónLa energía política de Uribe, demostrada en películas esenciales para la historia de nuestro cine de los años setenta, ochenta y noventa (las magníficas El proceso de Burgos, La fuga de Segovia, La muerte de Mikel y Días contados), resulta aquí invisible. Quizá atrapado por las insuficiencias presupuestarias (muy visibles en los apartados de dirección artística, maquillaje y peluquería, o en las pedestres e innecesarias tomas desde el interior de los automóviles), el estupendo director vasco parece ausente hasta en las secuencias de menor importancia, como las del padre con sus hijas, tan desganadas. En una historia en la que todos mienten, la única que acaba diciendo la verdad de un modo categórico es la propia pantalla del cine.La sospecha de SofíaDirección: Imanol Uribe.
Intérpretes: Álex González, Aura Garrido, Zoe Stein, Yaiza Guimare.
Género: thriller. España, 2025.
Duración: 100 minutos.
Estreno: 3 de octubre.

‘La sospecha de Sofía’: la dictadura de Franco y la Alemania comunista se cruzan en una pobre historia de espionaje | Cine: estrenos y críticas
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