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“¿Por qué el Palacio de Justicia estaba desprotegido cuando albergaba a los colombianos más amenazados del país: los magistrados de la Corte Suprema y del Consejo de Estado?”, cuestionó el periodista Jorge Cardona en la apertura del conversatorio ‘40 años después: Justicia y memoria’, dedicado al holocausto del Palacio de Justicia y organizado por el Consejo de Estado.En el auditorio del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, esta alta corte reunió a Alfonso Gómez Méndez, exministro de Justicia; Jaime Castro Castro, también exministro de Justicia y exalcalde de Bogotá; y Carlos Betancur Jaramillo, expresidente del Consejo de Estado, para reflexionar sobre los hechos ocurridos el 6 y 7 de noviembre de 1985, que marcaron un antes y un después en la historia de la justicia en Colombia.’Nosotras la víctimas éramos un montón de basura entre dos bandos enloquecidos’El primero en tomar la palabra fue Carlos Betancur quien recordó cuando ese 6 de noviembre de 1985, cuando era el presidente del Consejo de Estado, tuvo que huir a rastras cuando empezó a arder el Palacio: “la justicia no estaba amenazada, estaba quemada, estaba asesinada”.”Lloré por primera vez frente a mis hijos. Estuve en el Palacio aturdido por mi oficina, acompañado por mis secretarias y escuchando el tronar de la batalla que se armó y que no hubo nadie que la detuviera”, dijo.Carlos Betancur, expresidente del Consejo de Estado. Foto:Archivo ParticularEnseguida recapituló el momento en el que salió del lugar con el tanque que ingresó destrozando el fronte del edificio observándolos aterrados.Nosotras la víctimas éramos un montón de basura entre dos bandos enloquecidos: toma y retoma emanadas por la brutalidad como estrategia compartidaCarlos betancurExpresidente del Consejo de Estado.”Entre tanto, en el baño entre el segundo y tercer piso del costado oriental, los magistrado de la Corte Suprema vivían sus últimas horas encerrados entre paredes levantadas con horror, amenazas, miedos y angustias. Las demencias estaban jugadas y enfrentadas. Guerrilleros, policías y soldados disparaban a todo lo que se movieran. Nosotras la víctimas éramos un montón de basura entre dos bandos enloquecidos: toma y retoma emanadas por la brutalidad como estrategia compartida”, dijo.Durante el terror que inició a las 11 de la mañana, soldados “llenos de fervor patriótico expresaban que estaban defendiendo la democracia cuando la estaban asesinando. Nuestro Presidente, entre tanto, recitaba música de carrilera y remataba defendiendo la democracia que no sabían que estaba muerta”.El exmagistrado Betancur, quien para ese entonces tenía 52 años, recuerda a sus compañeros que tenían “líneas de pensamiento férreas, principios claros y relativamente jóvenes (…) en un país invivible con procesos de paz fallidos con los guerrilleros y paramilitares masacrando a punta de motosierra en un gobierno maniatado y el narcotráfico asesinando y corrompiendo”.Sobre el camino que el Consejo de Estado abrió para entender la responsabilidad del Estado en la Toma del Palacio, el expresidente de este alto tribunal, Carlos Betancur, dijo que había una absoluta indefensión.”Quedamos convencidos que había que esperar hasta abril del año entrante (1986) para conseguir las medidas especiales: circuitos cerrados de televisión, barreras electrizadas, aumento del pie de fuerza o vidrios de seguridad para toda el área”, dijo.Desde la sección Tercera del Consejo de Estado, Betancur Jaramillo y los demás magistrados condenaban semanalmente al Estado en cabeza de sus fuerzas militares en duras sentencias por flagrantes y evidentes violaciones a los derechos humanos.”Hoy nos gobierna Gustavo Petro, un exmilitante orgulloso de esa guerrilla que firmó la paz cinco años después de la toma y hoy la enarbola orgullosa. Este país deberá conocer lo que algunas figuras de ese movimiento guerrillero piensa de la toma del 85 y que no lo olviden 40 años no son nada”, puntualizóPalacio de Justicia Foto:Milton Diaz / El Tiempo’El Gobierno decidió no negociar con los asaltantes, pero sí dialogar’Jaime Castro Castro, quien se desempeñaba como ministro de Gobierno —cargo que hoy corresponde al Ministerio del Interior— durante el gobierno del presidente Belisario Betancur, destacó en su libro Del Palacio de Justicia a la Casa de Nariño las decisiones que se tomaron en aquel momento cuando él estaba en el Congreso y vio a soldados dirigiéndose a la Plaza de Bolívar.”En el consejo de ministros, un periodista le lee al presidente Belisario Betancur el manifiesto de los asaltantes que pedían la cancelación de la extradición y la paz a través de tratados con los insurgentes”, dijo.En este punto, Castro explicó que el Gobierno decidió no negociar con los asaltantes, pero sí dialogar con ellos a través de los medios de comunicación para darles a conocer las condiciones válidas para devolver el Palacio, liberar a los rehenes y someterse a la justicia ordinaria.Por el Holocausto del Palacio, el presidente Belisario Betancur fue investigado por la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y el 16 de julio de 1986, faltando 22 para que asumiera su sucesor, Virgilio Barco Vargas, quedó absuelto con el argumento de que el Presidente y su gobierno actuó de buena fe. Esto desencadenó la absolución de varios militares.Jaime Castro Castro Foto:Archivo Particular¿Quién dio la orden para que se le facilitara, con la ausencia de la Fuerza Pública, la entrada a los guerrilleros? Por su lado, Alfonso Gómez Méndez, exministro de Justicia, indicó que se sabía que existía un plan del M-19 para tomarse el Palacio. “Yo era conjuez de esa corte y era imposible entrar por los anillos de seguridad. Extrañamente ese día no estaba la Fuerza Pública cuya presencia, probablemente, habría impedido la entrada de los guerrilleros. ¿Quién dio la orden para que se le facilitara con la ausencia de la Fuerza Pública la entrada a los guerrilleros? Por esos días denunciamos este hecho”, dijo.El jurista también recordó que “no se puede negociar con terroristas en un Estado que siempre lo ha hecho. Antes por lo menos tenían ropaje político, hoy son terroristas puramente criminales, como el ‘clan del Golfo'”.Gómez Méndez recordó la toma de la embajada dominicana por parte del M-19 con los mismos métodos del Palacio de Justicia. “Toman de rehenes a los diplomáticos y Turbay comienza con una negociación en la que pedían pasar por alto las decisiones judiciales y liberar a todos los guerrilleros presos. No soltó un peso ni un preso”, dijo.Alfonso Gómez Méndez. Foto:Archivo ParticularJuan Diego TorresRedacción JusticiaDielas@eltiempo.com
