El Partido Verde está ganando impulso en diversas geografías donde aspira a cristalizar proyectos electorales paralelos a Morena y que le permitan un mayor margen de maniobra en la negociación con Claudia Sheinbaum. Sinaloa es un ejemplo tangible. El Verde allí es operado por el diputado federal Ricardo Madrid que tiene como principal terminal al embajador en España, Quirino Ordaz, a su vez de buena sintonía con el senador Manuel Velasco y con el jefe fáctico del partido Jorge Emilio González. Este armado va ganado terreno y en los últimos días ha sumado a políticos del PRI y del PAN con antecedentes en municipios como Ahome, Culiacán y Mazatlán. El mes pasado cerró con la incorporación, solo por mencionar un caso, de José Domingo “Mingo” Vázquez, un histórico político del PRI que en Sinaloa está controlado por el exgobernador Mario López Valdez, “Malova”. El armado del Verde, más allá de los nombres, tiene su explicación en las limitaciones del gobernador Rubén Rocha y su principal candidato, el senador Enrique Inzunza, portador de amistades inconfesables y con poca o nula experiencia electoral ya que hizo buena parte de su carrera en el Poder Judicial estatal, donde aceito los vínculos que ahora lo hacen intransitable como candidato a gobernador. Diversas encuestas que se consumen en el círculo rojo estatal comienzan a arrojar una situación ineludible: Morena es la mejor marca electoral, pero todos sus candidatos tienen un papel lateral, especialmente por la cercanía con Rocha. Un panorama que genera la creencia en el Verde de que puede haber chances de lograr la candidatura, especialmente si Claudia Sheinbaum decidiera que no quiere operar directamente en esa campaña. Este panorama está registrado en el morenismo pero, hasta el momento, nadie ha querido romper con Rocha, ni siquiera la senadora Imelda Castro, de histórica militancia en la centro izquierda y bien vista en Palacio.

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