El Barça de Flick se encuentra en un momento extraño. Alterna victorias agridulces, como ante Girona y Olympiacos, con otras más alentadoras, como la del domingo frente al Elche, pero también con derrotas preocupantes, como la del clásico. Ahora sumó un empate que sabe a poco en Brujas. El Barça no termina de despertar, y eso que apareció el mejor Lamine Yamal.Más información“Si encajas tres goles, es muy difícil ganar”, analizó De Jong. Eric García coincidió con el holandés: “Nos crean mucho peligro, con dos pases se plantan dentro del área. Es algo que, obviamente, hay que mejorar”. A Flick le preocupa el juego, pero se excusa en las reiteradas lesiones: 13 en lo que va de curso, la mitad de las que sufrieron en toda la campaña pasada. No es el único temor en la Ciudad Deportiva; a las diferencias entre médicos y fisioterapeutas se suman también las exigencias en la preparación física. “Hemos perdido a muchos jugadores, pero están volviendo”, se quejaba Flick antes del empate en Brujas. Algunos regresaron, como Lewandowski y Olmo. En cambio, solo jugó Lamine. “Es especial y siempre va a marcar diferencias”, destacó De Jong.Ocurrió en Brujas que el 10 se sintió el 10, como si ya hubiese dejado atrás aquella (famosa y complicada) lesión en el pubis que lo tuvo en la picota desde que se rompió durante la concentración de la selección española en el parón de septiembre. “Se habló mucho de mi lesión, de que estaba triste, y estoy muy motivado”, dijo Lamine. Y enseñó pinceladas de su talento, más cerca de su mejor versión, aunque todavía sin sus mejores socios en el campo. De entrada, Flick confió en el mismo once con el que el Barcelona había derrotado al Elche en la última jornada de Liga en Montjuïc. Algo, sin embargo, no carburaba en el Barça, ni siquiera con Lamine en versión Lamine.Sin un ataque coordinado, sobre todo en la presión, la defensa del Barcelona sufre. Y Flick no encuentra soluciones, por mucho que lo trabaje en los pocos momentos libres que el apretado calendario azulgrana le permite, según explican fuentes de la Ciudad Deportiva. “Hay cosas que hay que ajustar. Lo estamos trabajando, pero no siempre lo transmitimos al campo. Somos débiles ahora mismo en la contra, en las vigilancias, en la presión, en cómo nos posicionamos atrás. Un poco de todo”, expuso De Jong. Y Eric García, en la misma línea, sumó: “Esto es un trabajo de todos. Tenemos pérdidas de balón en zonas difíciles y creo que eso hay que minimizarlo”.Y Flick remató: “No solo se trata de defender en la última línea. Tenemos que estar atentos cuando nos generan en uno o dos toques”.Los delanteros no son los primeros defensores, como lo eran el curso pasado, y los defensores lo padecen. Desesperado tras el primer gol del Brujas, a Flick ni siquiera lo calmó el transitorio empate de Ferran (1-1). Llamó a su nuevo líder en la defensa, Eric García, y tuvieron una acalorada conversación en la búsqueda de soluciones. No aparecieron.El Barcelona cargaba el juego en ataque por el ala derecha para que Lamine superara líneas con el balón atado a la bota izquierda, mientras Rashford no encontraba espacios y Ferran Torres solo inquietó a la zaga del Brujas cuando Fermín lo dejó mano a mano frente a Jackers. La aparición de Lewandowski y Olmo tras el paso por los vestuarios no cambió al Barça, demasiado pendiente de la inspiración de Lamine Yamal.“He estado lesionado y mi año ha empezado ahora”, explicaba Lewandowski. Pero su curso no empezó en Brujas como lo necesitaba Flick. Tampoco el de Dani Olmo. La defensa del Barça se mostraba dubitativa, tanto que hasta Szczesny estuvo cerca de condenar a los azulgrana a la derrota sobre la bocina, mientras que el ataque no ofrecía mejores soluciones que la de Fermín y, ahora, por suerte para Flick, la de Lamine. No fue suficiente.

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