
“Te vas haciendo mayor y el toro siempre tiene la misma edad. América está cada vez más difícil, y ya hace varias temporadas que no veo salida. Hasta ahora, he vivido del toro, no para comprarme una finca ni un mercedes, pero sí para tener una recompensa. Y creo que ha llegado el momento de la despedida”.Mari Paz Vega (Málaga 50 años) anunció a primeros de agosto que se retira de los ruedos en 2026 después de una larga carrera de 28 años como matadora de alternativa. “Y quería marcharme sin hacer ruido”, afirma, “no había pensado en una temporada de despedida”.Más informaciónPero ha vuelto a aparecer en su vida el taurino Lázaro Carmona, que la apoderó en sus inicios, y se ha comprometido a diseñarle un adiós a la medida de su trayectoria, porque no en vano Mari Paz Vega puede presumir de ser la torera que más tiempo ha estado en activo en la historia del toreo.“No me ha prometido un número de festejos”, continúa, “pero yo le he dicho dos cosas: la primera, que necesito hacer campo para ponerme en forma otra vez, y la segunda, que no quiero ir a la guerra con corridas duras; que necesito disfrutar y no pasar amarguras a mi edad”.“Recuerdo el orgullo de mi padre el día de mi alternativa; habíamos tapado la boca a quienes pensaban que una mujer no llegaría a nada delante del toro”Cuenta la torera (“sí, torera, que para eso soy mujer, lo de torero me suena mal, aunque en el fondo me da igual siempre que se me trate con respeto”) que procede de una familia humilde, la única mujer entre seis hermanos, todos ellos relacionados de un modo u otro con los toros, afición que les transmitió el cabeza de familia, novillero sin fortuna, mozo de espadas durante muchos años y empleado de la Escuela Taurina de Málaga.Ahí comenzó Mari Paz Vega a jugar al toro con sus hermanos hasta que se decidió a contarle a su padre su decidida intención de intentar el triunfo vestida de luces. “Su reacción es fácil de imaginar”, recuerda; “si para un hombre es difícil, me dijo, para una mujer es imposible”.La aficionada tenía entonces 15 años, aprendió a manejar los trastos de la mano de la torera malagueña Mary Fortes, y tras una larga etapa como novillera con picadores, tomó la alternativa en Cáceres el 29 de septiembre de 1997 con Cristina Sánchez como madrina y Antonio Ferrera como testigo.Comenzó entonces una trayectoria desbordante de pasión por el toro mezclada con las mil dificultades de quien sueña con la gloria torera, y el añadido, nada irrelevante, de la condición de mujer de la protagonista en la España de entonces.Mari Paz Vega, ante el toro de su alternativa.Muriel Feiner“Mi preparación para la alternativa fueron 26 novilladas en el conocido Valle del Terror, de modo que la corrida del 29 de septiembre me pareció chica”, recuerda la torera. “Me pesó más la responsabilidad, la publicidad que rodeó al festejo y el hecho importante de que fuera televisada”.“Recuerdo lo orgulloso que estaba mi padre ese día; ‘lo hemos conseguido’, me dijo, “habíamos tapado la boca a tantos que no creían en mí, y ya en la escuela pensaban que una mujer no llegaría nunca a nada delante del toro”.Al día siguiente, la dura realidad: las corridas de Murteira, Alonso Moreno de la Cova y Cebada Gago fueron las primeras que lidió tras la tarde del orgullo paterno.Conoció a Tomás Campuzano en un festival, y le hizo una oferta para torear en la plaza venezolana de Maracay. Era la primera vez que viajaba a América, allí echó raíces y desarrolló la parte fundamental de su carrera. Durante diez años consecutivos tuvo plaza fija en las principales ferias de Venezuela, confirmó en Plaza México el 16 de abril de 2000; el 1 de enero del año siguiente sufrió una doble fractura de fémur en el mismo ruedo, que le obligó a una larga rehabilitación de 9 meses. El 3 de junio de 2005 confirmó la alternativa en Las Ventas con una muy seria corrida de Javier Pérez Tabernero, y en 2011, el 11 de marzo, salió a hombros de la Monumental mexicana, lo que supuso el triunfo más importante de su carrera.“Tu carrera depende en gran parte de la persona que te represente; yo he aprendido a base de paliza tras paliza, ante toros muy complicados”Cuenta que ha participado en más de 250 corridas, la mayoría de ellas en América, especialmente en Venezuela, México y Colombia, donde ha vivido muchas temporadas, que completaba en España con algunos festejos mayores y festivales.“Pienso que no he estado bien administrada”, continúa; “he aprendido a base de puñetazos, de paliza tras paliza, ante toros muy complicados, y mi experiencia me dice que tu carrera depende en gran parte de la persona que te represente porque hay que tener fuerza en las empresas para aparecer en los carteles. Yo he contado con la ayuda de personas con mucha fe e ilusión, pero sin la influencia necesaria en los despachos”.Asegura que está contenta con la decisión que ahora ha tomado, aunque sus palabras denotan un rictus de sinsabor. “Contenta, sí, por haberme mantenido tantos años en activo enfrentándome a las corridas más duras; pero estoy convencida, no obstante, de que hubiera podido conseguir mucho más, tengo capacidad para ello. Soy una torera poderosa y técnica más que de pellizco, y mi base ha sido la fortaleza física, que me ha ofrecido mucha confianza en la cara del toro”. “Soy una desconocida en muchas plazas, y me hubiera encantado torear en Sevilla, por ejemplo”, prosigue, “y no pude hacerlo ni siquiera de novillera, pero me siento satisfecha, a pesar de todo, porque he sido siempre muy profesional y creo que me he ganado el respeto de todos”.“Estoy contenta por haber estado tantos años en activo, enfrentándome a las corridas más duras; pero estoy convencida de que hubiera podido conseguir mucho más”Pregunta. ¿Ha influido en su carrera su condición de mujer?Respuesta. “Ser mujer influye, sí, ya lo noté siendo una niña en la escuela taurina, pero el culpable es el sistema. Cuántos compañeros hombres han sufrido lo mismo que yo, y algunos de ellos me han confesado que ojalá hubieran alcanzado las metas que yo he conseguido”.Como es lógico, sueña con una despedida en La Malagueta, la plaza de su ciudad natal. “Claro que sí. En Málaga me he sentido querida y respetada por la afición y no por las distintas empresas, a excepción de Fernando Puche y los hermanos Chopera; lucharé para entrar en la feria del próximo año, pero no soy torera de cortarme la coleta, no me gusta ese trance. Espero, además, que no sea la última corrida de la temporada; pero en 2026 me retiro, y quizá participe más adelante en algunos festivales que me vengan bien para la jubilación”.Mari Paz Vega tiene decidida su retirada, pero dice que no tiene claro lo que hará cuando cuelgue el traje de luces.“Aún no me lo he planteado, pero me gustaría colaborar en alguna actividad relacionada con el toro, en la Escuela Taurina de Málaga, por ejemplo. Apoderada, no; no estoy preparada para pedir favores”.Mari Paz Vega, una mujer de carácter, sin duda, tiene marcadas en su cara las huellas de un esfuerzo de tantos años (“paliza tras paliza”) y no siempre recompensado. Y esa mueca de tristeza se ha vuelto ilusionante con la propuesta inesperada de Lázaro Carmona.“Es difícil explicar lo que supone la afición al toro”, termina. “A veces, no he tenido dinero para pagar el alquiler en México, pero he seguido adelante; ahora, no tengo ni un festival en la agenda, pero voy a entrenar todas las tardes a La Malagueta con los chavales de la escuela. Y este invierno solo quiero prepararme para estar física y mentalmente en forma para 2026”.
El toro, por los cuernos: La torera más veterana, Mari Paz Vega, se retira tras 28 años en los ruedos | El toro, por los cuernos | Cultura
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