El cielo nocturno de finales de octubre ofrecerá un espectáculo doble para los amantes de la astronomía. Dos cometas, el C/2025 A6 (Lemmon) y el C/2025 R2 (SWAN), alcanzan su punto más cercano a la Tierra y lo hacen casi al casi mismo tiempo: el 20 y 21 de octubre. Además de la muy inusual posibilidad de contemplar dos cometas simultáneamente durante su máxima aproximación —con la ayuda de unos simples prismáticos—, estos visitantes que proceden de los confines del sistema solar ofrecen a los científicos una oportunidad para estudiar la química más antigua del cosmos.Según César González Arranz, divulgador de astronomía del Planetario de Madrid, el Lemmon —llamado así porque fue descubierto en enero de este año por el observatorio Mount Lemmon en Arizona (EE UU)—, se perfila como el más espectacular y brillante de los dos. El 14 de octubre su trayectoria comenzó a ser visible sin instrumental astronómico especializado desde la Tierra y así permanecerá hasta el 10 de noviembre; el punto más cercano de su trayectoria ocurrirá este martes día 21, cuando pasará a unos de 88,5 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta. Más informaciónUn día antes, este mismo lunes, el cometa SWAN se acercará todavía más: a unos 38,6 millones de kilómetros de la Tierra. Fue detectado el pasado septiembre mediante el satélite SOHO (Solar and Heliospheric Observatory), que monitoriza el viento solar y que, de forma ocasional, descubre cometas.La coincidencia de dos cometas es inusual, subraya González, aunque advierte que para el público general no será tan sencillo cazarlos en el cielo nocturno. “El Lemmon será algo más brillante, pero ninguno brillará tanto como para ser visible a simple vista. Para observarlos, en ambos casos será necesario usar prismáticos”.Una ventana al origen del Sistema SolarPara Luisa María Lara, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía, la coincidencia temporal de ambos cuerpos celestes en nuestro firmamento es una casualidad afortunada; aunque, recalca, lo realmente importante es su valor científico, ya que nos ayudan a entender cómo era químicamente el sistema solar poco después de su formación: “Estos antiguos cometas conservan muchas pistas de lo que había en la fase temprana”.Lara destaca que el SWAN se comporta de forma atípica: “Me llama la atención que lo viesen tan cerca del Sol y que en fase temprana no se hubiera detectado desde la Tierra”. En cambio, el Lemmon “es más predecible, con una evolución clásica en su brillo”. Esa diferencia sugiere composiciones distintas: “Puede que el SWAN sea más rico en materiales”, añade, y señala que probablemente ambos objetos celestes procedan de la Nube de Oort, un remoto reservorio de cuerpos helados en los límites del Sistema Solar. “Son como viajeros que despiertan tras miles de años en una nevera cósmica”, resume esta astrofísica.Ambos comparten una composición esencial y característica de los cometas: agua, monóxido de carbono y algunos hidrocarburos. Las pequeñas variaciones entre unos y otros, explica Lara, son el resultado del proceso evolutivo que han tenido. “Puedes imaginar una bola de hielo con otros gases que pasan muchas veces alrededor del Sol. Esos tendrán algún desgaste de esos gases y alguna diferencia se percibe”.El divulgador astronómico González Arranz añade una diferencia importan: “El SWAN es un cometa no periódico, no volverá a pasar cerca del Sol. Mientras que el Lemmon sí, aunque con un periodo muy largo, de unos 1.300 años”. Sus trayectorias son modificadas por las perturbaciones gravitatorias que provocan los planetas gigantes; sobre todo, Júpiter.Dónde y cómo observarlos El mejor momento para ver al cometa Lemmon estos días en el hemisferio norte será tras el anochecer, sobre el horizonte en dirección noroeste. El SWAN, en la constelación del Escudo, debajo de la estrella Altair. Para aumentar las probabilidades de éxito, los astrónomos recomiendan buscar lugares alejados de la contaminación lumínica de las ciudades, como parques naturales o zonas rurales elevadas. Para quien quiera fotografiarlos, González Arranz sugiere centrar la atención en el cometa Lemmon. “Si tienes un trípode y una cámara con modo de exposición larga, apunta hacia el horizonte noroeste, unos 35 o 40 minutos después de la puesta del sol, y haz varias tomas con distintos tiempos de exposición. Entre el 27 de octubre y el 3 de noviembre podría llegar a ser visible incluso a simple vista, si se cumplen las previsiones”, comenta.Este experto también aconseja usar como referencia la estrella Arcturus —de color naranja y una de las más brillantes del cielo—, como punto de referencia. Para encontrarla, hay que ubicar primero la Osa Mayor y seguir la curva que forman las tres estrellas de su cola: “Una vez que enfoquemos con los prismáticos esa estrella anaranjada, hay que dirigir la mirada un poco hacia arriba. Si el cielo está despejado y hay poca contaminación lumínica, el Lemmon se verá como una estrella desenfocada; con suerte, incluso la cola del cometa”. González Arranz deja otro sencillo consejo: “Observar un cometa no es tan fácil como mirar y encontrarlo. Hay que dedicarle tiempo y paciencia. Pero merece la pena”. Para Lara, sobre todo se trata de disfrutar el momento: “No hay que pasarse toda la noche pegados al objetivo, recomiendo a la gente que levante la vista y contemple el resto del cielo. Si dejamos de mirarlo, olvidamos la grandeza que nos rodea”. Y concluye: “Observar el cielo genera humildad, la sensación de formar parte de algo inmenso”.

Cómo observar los dos cometas que estarán surcando el cielo de octubre | Ciencia
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