Belén Landáburu, consejera nacional del Movimiento, lloró cuando el presidente de las últimas Cortes de Franco, Torcuato Fernández Miranda, hizo parar su coche oficial para agradecerle a ella el papel decisivo que tuvo en el desmantelamiento del franquismo.Burgalesa que ahora tiene 91 años, fue la única mujer que en las Cortes contribuyó, con su voz y con su voto, a que este país dejara atrás decenios de dictadura. La película que narra toda la historia (Voladura 76, dirigida por Marisa Lafuente, producida por Catorce Comunicación y por TVE) es uno de los escalofríos del siglo XX español.Adolfo Suárez, recién nombrado presidente del Gobierno a mitad de 1977, urdió con sus asesores un modo de acabar con el régimen al que él mismo estuvo adscrito. Le tocó acabar con el franquismo. En los tres días de noviembre que duraron las sesiones de las Cortes para acometer el desmantelamiento del régimen de 1939 se pusieron en marcha ardides que la película explica como si estuvieran narrados por el guionista de James Bond.Se trataba de derogar el sistema franquista en favor de la democracia. Eso precisaba un complot que incluyó a políticos que habían sido (o lo eran aún) franquistas, a militares que ya estaban cerca de Suárez o del futuro, hasta llegar a construir una inteligencia netamente española que empezara a acabar con lo mucho que quedaba del franquismo.La película es un escalofrío equivalente al que muchos ciudadanos españoles sintieron en aquellas semanas de las postrimerías de noviembre de 1977. Mientras, ayudantes de Adolfo Suárez (como el general Casinello o José Manuel Otero Novas, secretario de la Presidencia, y el ministro Martín Villa) procuraban que quienes fueran más reticentes a esta voladura vivieran los hechos fuera de España. Así que un grupo suficiente de sindicalistas del régimen que había que derribar fue engañado para vivir lejos de aquí, en Panamá, el fin del régimen al que estaban adscritos.Otero Novas lo cuenta en la película: “Los españoles querían salir del franquismo y tener un régimen impecablemente democrático, pero lo que no sabíamos era la forma de hacerlo”. En Voladura 76 están todos los elementos. Las reuniones de Santiago Carrillo con quienes fueran a verle en su exilio eterno de París fue uno de aquellos elementos se juntaron para hacer de España un país liberado… Adolfo Suárez fue buscando instrumentos para convertir la legislación pensada por Torcuato Fernández Miranda (el presidente de las Cortes) en un instrumento definitivo que acabara con el régimen al que ellos mismos (Suárez, Fernández Miranda) habían contribuido en otro tiempo.Estados Unidos está ampliamente representado en la película del destino que le esperaba al franquismo una vez se acabara aquella votación que desbarató al régimen. Al final del episodio, Henry Kissinger felicitó a los artífices, se congratulaba de la llegada de una nueva democracia.Adolfo Suárez aparece profusamente en la película. Mientras se urdía en bambalinas, leía discursos que tenían el aire de una tímida intromisión en el futuro. Tras la votación decisiva de las Cortes el hombre que cambió España de piel para convertirla en un país democrático suspiró mirando al firmamento de las Cortes. Seguramente hacia la zona en la que, cinco años más tarde, un intento militar procuró sin éxito otra voladura que esta vez acabó en el fracaso de los ultras.Al final de la película, Belén Landáburu, aquella mujer que había sido tan decisiva en el vuelco de España hacia la democracia, explicó a los que quieran memoria de aquel tiempo las lágrimas con las que agradeció a Torcuato Fernández Miranda que saliera de su coche oficial, en la Carrera de San Jerónimo, para agradecerle a ella lo que había hecho por hacer de España un país distinto al que, en efecto, no iba a conocerlo ni la madre que lo parió…

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