Los liberales progresistas de D66 y la ultraderecha del Partido por la Libertad (PVV, que lidera Geert Wilders) han empatado este miércoles en unas elecciones de foto finish en Países Bajos. Con una diferencia de algo más de 2.000 votos a favor del PVV, con casi el escrutinio completo, ambas formaciones obtienen 26 escaños en un Parlamento de 150 diputados. Las trayectorias, sin embargo, son opuestas: frente al auge de D66, el PVV sufre un descalabro en relación con lo que sacaron en los últimos comicios: pierde casi siete puntos porcentuales y 11 escaños, bastante más de lo que sugerían los sondeos.Tras el sorprendente buen tono de D66 y de la mayoría de partidos moderados, a excepción de la alianza entre socialdemócratas y ecologistas, todo apunta a que las negociaciones para formar Gobierno acabarán derivando en un Ejecutivo de mayoría centrista y liderado por los socioliberales, con su joven cabeza de lista, Rob Jetten, de solo 38 años, como probable primer ministro.“Hoy millones de neerlandeses han dicho adiós a la política del miedo y han elegido las fuerzas positivas”, ha proclamado el líder de D66 antes incluso de que se empezasen a contar los votos. Jetten pedía, además, “liderazgo político y cooperación entre todas las fuerzas constructivas moderadas” para formar “un Gobierno estable y ambicioso”, capaz de responder a las demandas sociales y medioambientales.La subida de los liberales progresistas, nítidamente europeístas, es muy notable: pasa de 9 a 26 escaños y del 6,3% al 16,7% de las papeletas. El PVV, en cambio, baja del 23,6% al 16,7% de los sufragios. La coalición de socialdemócratas y verdes (GroenLinks-PvdA) pierde más de tres puntos porcentuales y pasan de 25 a 20 diputados, superados incluso por el conservador VVD del hoy secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que retrocede de 24 a 22 escaños y obtiene un punto porcentual menos. En quinta posición figuran los cristianodemócratas del CDA, que se disparan hasta los 18 escaños, 13 más de los que tenía hasta ahora tras ver casi cuadruplicado su porcentaje de voto: pasa del 3% a casi el 12%.Aunque dos encuestas a pie de urna ya apuntaban a una victoria estrecha de D66, el escrutinio ha sido aún más ajustado de lo previsto. Con apenas un quinto de los votos escrutados, los liberales progresistas se ponían en cabeza por primera vez, superando a un PVV que lideraba hasta entonces. Poco después, sin embargo, los ultras volvían a tomar la delantera por estrecho margen. Mediado el recuento, al filo de las dos de la madrugada, los socioliberales volvían a situarse por delante, una posición que mantendrían hasta el tramo final, cuando la extrema derecha volvía a ponerse al frente por muy poco.A la espera de la confirmación definitiva del recuento por parte de la junta electoral, que llegará la semana que viene, ya han empezado los cálculos para formar la próxima coalición. Si D66 pacta con GroenLinks-PvdA y con el CDA, sumarían 64 escaños. Se quedaría, aun así, a 12 de la mayoría parlamentaria. Si se agrega el VVD, sí lograrían una mayoría holgada: 86 escaños, 11 por encima de los necesarios. El problema, al menos por ahora, es que la líder de este último partido de corte conservador, Dilan Yeşilgöz, dejó clara durante la campaña electoral su preferencia por no gobernar con GroenLinks-PvdA. Otras combinaciones requerirían la entrada de varios partidos más pequeños, lo cual podría lastrar la labor gubernamental.Giro en las encuestasWilders había encabezado los sondeos desde que se confirmó el adelanto electoral, pero el resto de partidos habían acortado distancias en los últimos días. Hasta el punto de que, el martes, Ipsos (la misma encuestadora que ha hecho los muestreos a pie de urna) esbozaba un triple empate entre D66, el centroizquierda clásico (GroenLinks-PvdA) y la ultraderecha. La tendencia ya era clara: los socioliberales estaban subiendo como la espuma, captando votos no solo en el espectro progresista sino en prácticamente todos los caladeros ideológicos. Y tanto el PVV como sus socios de Gobierno esta última legislatura caían.La campaña electoral recién terminada ha sido tensa, y ha estado dominada por la inmigración y el asilo ―banderas de la ultraderecha―, la vivienda y el coste de la sanidad. La incertidumbre se ha mantenido hasta el final, con una alta indecisión entre los electores. Algo más de 13,4 millones de ciudadanos tenían derecho a voto. La participación, revisada al alza hasta el 78,4%, fue alta en comparación histórica y seis décimas superior a la registrada hace dos años. Los ultras, lejos del GobiernoA tenor de los resultados, Wilders podría haber llegado al límite de sus posibilidades, quedándose ―una vez más― a las puertas de ser primer ministro ante el veto generalizado de las fuerzas moderadas, un bloque que sale claramente reforzado en esta ocasión. Dirigir un Gobierno era el mayor deseo de este veterano político, xenófobo y euroescéptico, después de casi tres décadas como diputado en el Parlamento. Se quedará muy lejos.El propio líder reconoció implícitamente su mal resultado incluso antes de que empezara el recuento, poco después de que el segundo sondeo a pie de urna clavara los resultados del primero. “Los votantes se han pronunciado. Esperábamos un resultado diferente, pero nos mantuvimos firmes. Estamos más decididos que nunca y seguimos siendo el segundo partido, y quizás incluso el más grande, de Países Bajos”, ha escrito Wilders en la red social X (antes Twitter). Su esperanza era llegar e incluso superar el umbral de los 30 diputados.En 2023, cuando el ultra ganó holgadamente, con más del 23% de los votos y 37 escaños, el Gobierno surgió del pacto entre cuatro fuerzas de derecha encabezado por el grupo del propio Wilders, uno de los más veteranos de la extrema derecha europea. Aquella fue su gran oportunidad para demostrar que estaba a la altura de la tarea gubernamental. Fracasó: el Ejecutivo que impulsó apenas pudo mantenerse 11 meses en el poder después de que él mismo lo hiciese saltar por los aires en junio pasado, al no conseguir las estrictas leyes de asilo que propugnaba. Le echó, eso sí, la culpa a sus socios conservadores.Esta última etapa, inestable y caótica, ha hecho brillar de nuevo los atributos de la moderación en el panorama político neerlandés. Al margen de la gran ganadora de la noche, D66 con su joven líder Jetten, la democracia cristiana del CDA ha pasado de la práctica irrelevancia a lograr que calaran en el debate político los principios de decencia y responsabilidad que propugna. Sin embargo, unas declaraciones de última hora de su líder, Henri Bontenbal (42 años), sobre la primacía de la libertad de enseñanza incluso si esta chocaba ―en centros ortodoxos― con la prohibición constitucional de la discriminación, le ha hecho retroceder en las encuestas. Su resultado final en las urnas será bueno, muy bueno, pero peor de lo esperado en las últimas semanas.La excepción a la buena noche de las fuerzas moderadas la pone la alianza entre socialdemócratas y ecologistas, acaso por las resistencias que su candidato, el exvicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans (64 años), suscita en unos Países Bajos que llevan años virando a la derecha. GroenLinks-PvdA queda lejos de D66, que parece comerse buena parte de su electorado. El propio Timmermans, de hecho, ha anunciado su dimisión incluso antes de que se conociesen las primeras cifras del escrutinio. “Asumo toda la responsabilidad por estos resultados decepcionantes”, ha dicho.15 partidos en el ParlamentoEn Países Bajos basta con el 0,66% de los votos para obtener un escaño. De ahí la gran fragmentación: en los últimos comicios, en 2023, hasta 15 partidos lograron representación parlamentaria. El mismo número de formaciones estarán ahora en el hemiciclo. Este miércoles había 27 formaciones en la papeleta, aunque no todas se presentaban en todas las circunscripciones del país.Pactar una coalición puede ser un proceso lento, tedioso y plagado de baches. El tercer y cuarto Gobierno del conservador Mark Rutte ―hoy secretario general de la OTAN― tardaron 225 y 299 días, respectivamente. Y el hoy Ejecutivo saliente, encabezado por Dick Schoof, necesitó 223 días de negociaciones. Nada que ver con lo que era habitual décadas atrás: la formación más rápida hasta la fecha se logró en 1948, cuando el socialdemócrata Willem Drees logró formar Gobierno en solo 31 días.Este mismo viernes, cuando se complete el escrutinio ―aunque la junta electoral no publicará el resultado definitivo hasta el 7 de noviembre―, se celebrará la primera reunión entre los líderes de los partidos y se designará a un explorador. Será la persona encargada de analizar el tipo de coalición que plantean las formaciones. El informe de estas consultas será remitido al Parlamento antes de que los diputados tomen posesión.
Los liberales progresistas y la ultraderecha empatan en Países Bajos tras la fuerte caída de Wilders | Internacional
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