Desde aquel agosto de 2020 en el que le diagnosticaron un cáncer de mama metastásico, Raquel Campoy, de 44 años, ha pasado “por muchos altibajos y recaídas”, dice. Ahora, está estable, pero la enfermedad no se ha ido. Sigue ahí. Y cada revisión médica es un momento de “muchísimo miedo y estrés”, cuenta. A su lado, Raquel Juárez, de 49, asiente serena. Ella lleva desde 2014 con ese mismo diagnóstico: “Vives continuamente con incertidumbre, en espera”. Estos tumores no tienen cura y a ellas solo les queda agarrarse muy fuerte a su única tabla de salvación: la ciencia. “Esta enfermedad no se cura y los avances son tan importantes que son vitales”, se explica Campoy: “Esto es como una escalera, y los peldaños son la investigación y los nuevos tratamientos. Lo importante es que no se acaben, pero tenemos compañeras que están en el último escalón. Después es caer al vacío”.A pesar de los avances en detección precoz (con los programas de cribado, por ejemplo) y las mejoras terapéuticas en las últimas décadas, alrededor del 5% de todas las mujeres con tumores de mama siguen siendo diagnosticadas en estadios avanzados y de los casos que se detectan en etapas tempranas, el 30% acabará haciendo metástasis. El pronóstico, cuando la enfermedad se ha propagado por el organismo, es mucho más desfavorable: no hay tratamientos curativos disponibles y las opciones terapéuticas para ganar tiempo son limitadas. Más informaciónLa ciencia sigue buscando cómo dar caza a esas células tumorales que se escapan y hay avances a la vista con tratamientos dirigidos e inmunoterapias, pero los oncólogos apuestan también por reforzar la prevención lo máximo posible. Esto es, evitar a toda cosa llegar al escenario metastásico. Los cribados, con mamografías bienales, son clave para salvar vidas, como bien ha cristalizado el escándalo de retrasos diagnósticos que se ha dado en la sanidad pública andaluza. Pero un estudio publicado este martes en la revista The Lancet Oncology explora también el potencial de secuenciar el genoma entero de las pacientes para entender mejor la biología de cada tumor, personalizar más el tratamiento e intentar atajar la enfermedad antes de que se propague. Con datos del Reino Unido, los investigadores, de la Universidad de Cambridge, estiman que si se les ofrece a las pacientes con cáncer de mama la secuenciación del genoma completo —esto es, analizar el ADN de la paciente y de su tumor para buscar cambios genéticos o mutaciones claves—, probablemente se identificarán características genéticas específicas que pueden ayudar a afinar el abordaje terapéutico a más de 15.000 mujeres al año. Un estudio pormenorizado del genoma completo puede detectar vulnerabilidades del tumor que sirvan como diana para atacarlo o revelar, también, señales de que la paciente es resistente a un tratamiento específico.En el análisis de una cohorte de 2500 mujeres, los científicos detectaron que en el 27% de los casos —en el mundo real, el impacto clínico equivaldría a 15.000 pacientes británicas—, había características genéticas concretas, como alteraciones en la reparación del ADN, que podrían ayudar a orientar el tratamiento, sea con fármacos ya existentes o con la incorporación de las pacientes a ensayos clínicos. “Actualmente, analizamos a los pacientes solo para detectar un pequeño número de mutaciones genéticas y podemos invitarlos a participar en un ensayo clínico si presentan una mutación que coincida con el objetivo del ensayo. Pero si, en cambio, disponemos de su lectura genética completa, ya no estaremos limitados a ensayos individuales con un objetivo específico. Podríamos ampliar enormemente el potencial de reclutamiento a múltiples ensayos clínicos en paralelo, lo que haría que el reclutamiento para ensayos clínicos fuera más eficiente y, en última instancia, permitiera que las terapias adecuadas llegaran a los pacientes adecuados con mucha más rapidez”, explica en un comunicado la genetista Serena Nik-Zainal, autora del estudio.El oncólogo Javier Cortés, director del International Breast Cancer Center de Barcelona, coincide, al hilo de esta investigación, en que “hay que intentar conocer bien la biología de los tumores porque puede condicionar el pronóstico”, pero admite que hay “muchas lagunas de conocimiento” para interpretar y trasladar a la práctica clínica toda la información que arroja una secuenciación del genoma completo. Un extremo en el que coincide Sónia Servitja, jefa de sección de mama del servicio de Oncología del Hospital del Mar: “Viable técnicamente sí es, pero rendible y aplicable, no. Imposible. Está muy bien tener esta información desde el punto de vista de la investigación, pero si yo después no tengo financiado un tratamiento contra esa mutación que he encontrado, si no puedo ofrecerle una respuesta a mi paciente, no sirve”. En cáncer, el tiempo es oro. Desde el primer minuto. Y las pacientes con tumores de mama metastásicos lo saben más que nadie. Por eso aprietan a los científicos para que encuentren soluciones que les permitan, al menos, seguir ganando tiempo. “Un ensayo, aunque sea en fase 1 [la primera etapa en la que se prueba un medicamento en humanos] ya nos sirve porque tenemos compañeras que han participado en uno con un fármaco que ha sido exitoso y han podido continuar. Para nosotras son como puentes. Ahora mismo, tenemos una compañera en cabeza a la que nos gustaría decirle: ‘Aguanta, que en un año vas a tener una opción”, explica Raquel Campoy. Ella y otras pacientes con cáncer de mama metastásico que participan en el proyecto Dame 5 Más, dentro de la Fundación Cris contra el Cáncer, acaban de entregar al Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center un cheque de 150.000 euros que han recaudado para impulsar una terapia pionera contra un tipo de cáncer de mama avanzado.De izquierda a derecha, Sara Andrada, Raquel Juárez, Raquel Campoy y Rosa Olmos, pacientes con cáncer de mama metastásico, en el patio del Hospital Clínic. massimiliano minocriCada año se diagnostican en el mundo más de dos millones de casos de cáncer de mama y fallecen unas 600.000 personas por esta causa. Si bien la supervivencia global ronda el 85% a los cinco años del diagnóstico, las etapas avanzadas siguen siendo la gran traba para los científicos. “Las terapias farmacológicas actuales aumentan significativamente el tiempo de supervivencia y prolongan la duración de la remisión de la enfermedad. En promedio, se puede esperar una vida libre de enfermedad de unos 17 años. Sin embargo, la progresión del cáncer a la etapa metastásica (incluso con tratamiento activo) es una preocupación constante”, admiten en una revisión científica un grupo de científicos de la Universidad de Washington (Seattle, Estados Unidos).El cáncer de mama metastásico es incurable y según el subtipo de tumor, el pronóstico puede ser radicalmente diferente. Pero Aleix Prat, director del Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center, asegura que las cosas han mejorado en los últimos años: “Estamos en un momento en el que cada vez nos da menos miedo y eso es gracias a las innovaciones que ya tenemos y a las que vienen. Tenemos estas tecnologías que nos permiten poner estos apellidos al cáncer de mama metastásico a unos niveles impensables hace cinco años y esto nos está ayudando a predecir mejor cómo irá la paciente y qué tratamiento le irá mejor”.Novedades terapéuticas Y esas innovaciones también llegan a nivel terapéutico. “Los fármacos biológicos, como la terapia celular y los anticuerpos, están cambiando las reglas del juego para bien. Y también estamos logrando fármacos que no solo mejoran la supervivencia, sino también la calidad de vida”, expone el oncólogo. Su equipo está investigando nuevos anticuerpos conjugados con fármacos, una inmunoterapia de nueva generación que actúa como un “misil teledirigido”, dice, contra las células tumorales resistentes.Servitja señala que la introducción de inhibidores de ciclinas en combinación con el tratamiento hormonal en los tumores luminales metastásicos han aumentado la supervivencia. Igual que dio un giro brutal al pronóstico el fármaco trastuzumab-deruxtecan en pacientes con cáncer de mama HER2 positivo con metástasis, un subtipo de estos tumores especialmente agresivo que afecta al 20% de las pacientes. En tumores triple negativo, la entrada de la inmunoterapia también ha logrado mejorar la supervivencia en los estadios más avanzados y ganar tiempo en un escenario con un pronóstico devastador.También la quimioterapia ha cambiado y se ha ido desplazando en la línea temporal de tratamiento. “Cada vez es una quimio más inteligente, menos tóxica y buscando esquemas de tratamiento que sean menos intensivos”, apunta Prat. Ha habido avances, pero quedan muchas tareas pendientes. “Hay pacientes que son largas supervivientes, mujeres que se quedan con la etiqueta de mama metastásico con la enfermedad controlada y probablemente curadas. No hay que asociar metástasis a muerte en poco tiempo, pero también es verdad que no todas las pacientes son largas supervivientes”, puntualiza Servitja. Aleix Prat, director del Clinic Barcelona Comprehensive Cancer Center, charla en el laboratorio del centro con dos pacientes con cáncer de mama metastásico sobre los proyectos de investigación que tienen en marcha para estos tumores.massimiliano minocriNo hay cura porque el tumor sigue siendo capaz de sortear los medicamentos que pone la ciencia para neutralizarlo. Según los científicos de la Universidad de Washington, a pesar de la aparición de fármacos cada vez más dirigidos, no todos los tumores expresan marcadores distintivos o mutaciones que puedan ser reguladas a través de tratamiento. “Es probable que, por estas razones, ninguna de las modalidades terapéuticas actuales (ni solas ni combinadas) haya demostrado curar a pacientes con cáncer de mama que han progresado a enfermedad metastásica”, sopesan.Cortés, que es también director científico del IOB Institute of Oncology Madrid, señala también a la heterogeneidad de estos tumores. No hay una bala mágica que mate todas las células malignas porque son muy diversas. “¿Y cómo atacas la heterogeneidad? Lo que no atacas de forma específica, puede volver a aparecer”, plantea. Y mira también al diagnóstico tardío para explicar la complejidad de atajar estos tumores metastásicos: “Muchas veces, diagnosticamos el cáncer en estadios más avanzados, que hacen que tengas mucha cantidad de enfermedad, cientos de millones de células heterogéneas”. Prat explica, además, que es un cáncer “muy plástico: es capaz de adaptarse muy rápidamente. Tiene muchas vías de señalización y cuando lo atacas por una, pues él rápidamente se adapta y te regula otra. Por eso lo de eliminarlo está bien, pero la estrategia de controlarlo, que es hacia donde va la cronificación, es más realista de entrada”.El proyecto Dame 5 más busca precisamente eso: cinco años más de vida. Ganar tiempo. Y “pisar el acelerador de la investigación”, dice Campoy. A su lado, Sara Andrada, de 53 años y diagnosticada de cáncer de mama metastásico hace siete, resume su objetivo: “Queremos romper las estadísticas”.

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