Sensaciones encontradas (mi cuerpo es uno de esos solares de domingo tarde en el que se citan las sensaciones) con Federico Santiago Valverde Dipetta, al que no le gusta jugar de lateral. Lo dijo en rueda de prensa de una forma un tanto contundente: él no nació para ser lateral. Tuvo gracia porque lo dijo en el Real Madrid, club en el que casi es obligatorio decir que se nació para jugar cuando uno llega. Lo hermoso sería que en las presentaciones Florentino Pérez dijese de un fichaje: “Nació para jugar en el Real Madrid”, y el fichaje, interrumpiendo: “Pero no de lateral derecho”. Hay que dejarse de ojeadores y empezar a hablar con matronas.Sensaciones encontradas, pues: la frase de Valverde, que no es la primera vez que expresa su disgusto cuando juega de carrilero, es poco profesional y bastante infantil. Eso me pareció mal al principio, pero según iban pasando los días, empecé a pensar mejor. Un futbolista es mejor cuanto más tarda en abandonar al niño que sobrevive dentro de él. Y hay pocas cosas más infantiles que querer jugar en una posición y rabiar porque te ponen en otra. Entre la profesión y el juego, entre el millonario profesional que mide bien sus pasos y el niño que no los mide, Valverde eligió lo segundo, si es que eligió algo: esas cosas se hacen por impulso. Si hay indulgencia con el jugador que sale del campo cabreado (“me gusta que se enfade, todo el mundo quiere jugar más minutos”), ¿por qué no habría de haberla con el jugador que prefiere ocupar su posición y no una prestada?”. Valverde, que jugó de lateral ya varias veces, y todas por prestar un servicio a un equipo con sus laterales lesionados, tiene ahora dos problemas. El primero de ellos es que es muy buen lateral. Tiene fuerza, potencia, resistencia, esprint, va bien de cabeza y lee bien, para no ser defensa, las coberturas. Es además un lateral moderno, de los que pueden (y deben) llegar con facilidad al área contraria. El Madrid, sin embargo, no lo necesita. En su posición está Carvajal y se fichó al lateral derecho titular del Liverpool, Trent Alexander Arnold. Pero Valverde jugó el sábado, ante el Villareal, su mejor partido de la temporada en la posición del 2. ¿Por qué? Porque en el centro del campo las cosas no están funcionando. Cuando había quien gobernase el juego (o sea la pelota), jugadores como Valverde volaban al área contraria, se desplegaban como halcones, cubrían las espaldas de los líderes o rompían por el carril buscando un desmarque. Sin peloteros puros (Xabi está echando mano de Ceballos, el mejor que tiene para aguantar la pelota y ofrecerse), Valverde no juega tan bien en su posición natural, o al menos la posición que más le gusta: un llegador con tremenda pegada.Cuando yo era pequeño (disculpen el giro dramático) compaginé el tenis, al que jugaba moderadamente bien, y el fútbol, al que jugaba moderadamente mal, hasta que un año elegí priorizar un deporte: por supuesto elegí el fútbol. Pero era lo que me pedía el cuerpo hacer, a pesar de que el propio cuerpo me saboteaba. Dejé que mandase el niño interior pese a mis propios intereses porque a veces el único interés es simplemente pasarlo bien. Valverde tiene claro para lo que no nació, pero a veces no nacemos para determinadas cosas que resulta que se nos dan mejor que otras para las que sí nacimos. Valverde es imprescindible en el Madrid y, como todos los imprescindibles, lo será en la posición que el Madrid quiera.

Shares: